Existe un mito, una creencia popular vinculada al pueblo mapuche, que dice que los primeros doce días del mes de enero van a determinar cómo serán en términos meteorológicos los sucesivos doce meses del año. Es decir:

  • si el primer día de enero es lluvioso, enero será lluvioso;
  • si el segundo día de enero es soleado, febrero será soleado;
  • si el tercer día de enero es ventoso y nublado, marzo será ventoso y nublado, y así sucesivamente con el resto del calendario anual.

La leyenda se atribuye popularmente a una razón cultural mapuche o a la coincidencia del comienzo del año occidental con el de los pobladores originarios. La misma se transmitió de generación en generación a lo largo del tiempo, y pese a que pueda resultar muy certera con su pronóstico, carece de sustento científico.

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Desde sus inicios, el pueblo mapuche desarrolló un amplio conocimiento de la astrología y la astronomía. Esto le posibilitó tener una noción acabada de los cambios de posición del sol y otros astros y, como consecuencia, las variaciones que producen en la naturaleza y el ser humano. Esa comprensión hizo que pudieran captar con exactitud el lenguaje de la tierra, sus etapas evolutivas y el comienzo y fin de cada año.

Al margen de esto, y aunque más de uno insista con seguridad en la eficacia de esta creencia (“tomá nota y te vas a dar cuenta”), los profesionales en la materia entienden que este método de predicción meteorológica escapa de cualquier verdad científica. Por más curiosa e interesante que resulte esta costumbre, solamente seguirá siendo eso: una creencia (muy bien respaldada por la estadística, pero una creencia al fin).

Fuente: La Montaña.