En enero de 1641 se reunió en la actual provincia de Cautín, Chile, el Parlamento de Quilín, del que surgió el primer tratado de paz entre españoles y araucanos (mapuches). Así se ponía fin a casi un siglo de lucha en la guerra de Arauco, relatada por Alonso de Ercilla en “La Araucana”.
En su poema épico, Ercilla de Zúniga enaltecía el coraje guerrero del pueblo mapuche: “la gente que la habita es tan gallarda y belicosa, por rey jamás regida ni a dominio extranjero sometida”.
También llamado “Paces de Quillén, se trató de una reunión masiva protagonizada por el gobernador de Chile, Francisco López de Zúniga, marqués de Baides, y los caciques Futapichún, Lienkura, Antuwenu, Chikawala y Linkopichún, representantes de otros sesenta jefes mapuche asistentes.
López de Zúñiga acudió al encuentro con un ejército de 1376 españoles. Los mapuches con 3 mil guerreros. Lo allí acordado fue relatado después por padres jesuitas como Alonso de Ovalle, asistente al evento y hablante de mapudungun, la lengua mapuche, en el siglo XVIII. Ovalle también es autor del grabado que ilustra esta nota.
Félix Gómez de Vidaurre, autor de otro relato sobre el Parlamento de Quilín, cuenta que los caciques reclamaron los caciques al marqués tres cosas importantes. Primero, ser considerados un pueblo libre que no debía servir a ningún español. Segundo, ser tratados como aliados de España. Y tercero, establecer en el Bío Bío la frontera entre ambas naciones, que ninguno de ellos debía pasar armado.
Las condiciones fueron aceptadas por el gobernador, que planteó entre las suyas la devolución del cráneo del gobernador Martín García Oñez de Loyola, muerto en la batalla de Curalaba en 1598, el principal enfrentamiento militar de la guerra de Arauco, que terminó con la aniquilación de las huestes españolas.
Institución clave en la historia colonial
En “Historia Secreta Mapuche”, el periodista chileno Pedro Cayuqueo sostiene que el Parlamento de Quilín es considerado el más importante de la historia del pueblo mapuche. Esto se debe a que contuvo los conflictos en la frontera, garantizó la paz en el sur de Chile e inauguró lo que sería una institución diplomática colonial fundamental: el Parlamento.
El Koyangtun (parlamentar, tomar acuerdo, en mapudungun) se volvió una institución clave en la forma descentralizada de gobierno del pueblo mapuche. Entre 1593 y 1825 tuvo lugar más de 40 veces.
“Ningún otro pueblo indígena del continente puede reivindicar tal nivel de relaciones diplomáticas, de nación a nación, con el principal imperio colonial del planeta en aquellos siglos”, sostiene Cayuqueo.